En su discurso a los voluntarios, el Papa Francisco agradeció a todos por su trabajo en esta JMJ y resaltó que, como la Virgen María “quien ama no se queda con los brazos cruzados, corre a servir”
“Corrieron mucho, pero no con la carrera frenética y sin rumbo que es a veces la de nuestro mundo; este tipo de carrera no lleva al encuentro con los demás”, continuó el Papa y destacó que “vinieron a Lisboa para servir y no para ser servidos. Gracias, muchas gracias”.
Tras resaltar la importancia de encontrarse con los demás y con Jesús, el Papa alentó a los voluntarios a no tener miedo y a “dilatar el corazón”.
El Santo Padre destacó luego que “al norte de Lisboa hay una localidad, Nazaré, donde se pueden admirar olas que llegan hasta treinta metros de altura y son una atracción mundial, especialmente para los surfistas que las desafían. En estos días también ustedes también han afrontado una verdadera ola; no de agua, sino de jóvenes que han inundado esta ciudad. Pero, con la ayuda de Dios, con mucha generosidad y apoyándose mutuamente, ustedes han desafiado la gran ola”.
“Quiero decirles que sigan así, sigan manteniéndose en las olas del amor, de la caridad, ¡sean surfistas del amor’! Eso es como una tarea que les encomiendo en este momento”, agregó.
“Que el servicio de la JMJ sea la primera de muchas olas de bien; cada vez serán llevados cada vez más alto, más cerca de Dios, y esto les va a permitir ver desde una mejor perspectiva vuestro camino. Gracias de nuevo a todos. ¡Buen camino! Y les pido que recen por mí”,
concluyó.
Tras el rezo del Padre Nuestro con todos los voluntarios, el Papa Francisco los alentó así: “¡Y ahora, a subirse a la ola!”.
(Fuente: Aciprensa)
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