Después de haber vivido las celebraciones de fin de año y cuando todos empezaban a planificar el descanso y los propósitos para este nuevo comienzo, un incendio cambió los planes. El día lunes 2 de enero cerca de las 7 de la mañana se dio la alerta por un incendio que afectaba a la Parroquia Cristo Rey de Rancagua. El siniestro consumió toda la sacristía y gran parte del presbiterio. Además del daño a la estructura hubo pérdidas de ornamentos, vestimenta y libros litúrgicos entre otras cosas.
La comunidad no tardó en hacerse presente y varios jóvenes y adultos se acercaron para ayudar. Con mascarillas, desinfectantes, escobas y palas, comenzaron las labores de limpieza. Luego de los trabajos iniciales los planes se orientaron a la futura reconstrucción de la parroquia para cuyo propósito era esencial comenzar a reunir los recursos necesarios.
Una de las primeras actividades organizadas durante enero y parte de febrero fue la venta de bonos de cooperación para una rifa la cual tuvo una buena acogida por parte de toda la comunidad. Una segunda actividad fue la venta de alimentos en el contexto de la Novena de Lourdes. La finalidad de esta venta fue la de recaudar fondos en vista a la compra de premios para llevar a cabo un gran bingo cuya realización se programó para el mes de mayo. Además de estas acciones desde el comienzo se facilitó la cuenta de la Parroquia Cristo Rey de Rancagua del Banco de Chile C/c Nº 200-04234-03 Rut 65.091.850-9 a través de la cual también se puede colaborar.
Durante estos meses el Consejo Provincial ha estado evaluando la mejor licitación para restaurar el inmueble y así contar lo antes posible con la Sede Parroquial en óptimas condiciones. No obstante lo sucedido, se sigue celebrando la Eucaristía ya sea en uno de los salones parroquiales o fuera del templo en la Gruta, y las actividades no se han visto perjudicadas mayormente.
El incendio a pesar de ser un hecho que causó mucha conmoción y tristeza, especialmente en quienes por años han asistido a la Parroquia Cristo Rey, ha sido una oportunidad para ellos y para los nuevos parroquianos de sentirse parte esencial de quienes conforman esta comunidad, trabajando unidos ante este incidente. Ha sido también una oportunidad para todos de renovar nuestra confianza en Dios que sigue manifestándose con su Providencia por medio de tantas personas que han orado y han trabajado para sacar adelante la reconstrucción.