¡Vení, subí!”. Miércoles 8 de enero de 2014. “¡Vení, subí!”. El que gritaba era nada menos que el Papa Francisco, montado en el papamovil, mientras recorría la Plaza San Pedro, en el Vaticano. Y el que no podía creer tamaña invitación era el sacerdote argentino Fabián Báez. Los guardias que custodian al Papa ya están acostumbrados a las salidas de protocolo, pero jamás habían permitido que una persona se subiera al vehículo oficial del Sumo Pontífice. ¿La razón para hacer una excepción? Francisco y el padre Fabián son amigos, se habían conocido durante su labor pastoral en Buenos Aires, como obispo: “Esta foto va a dar la vuelta al mundo”, le dijo el Papa, mientras se saludaban con un abrazo. Dicho y hecho.
Nos contactamos con el padre Fabián, en la previa a la visita del Papa Francisco a nuestro país, para conocer cómo se gestó su vínculo con el Santo Padre y de qué manera los chilenos podemos prepararnos para su visita pastoral.
-¿Cuándo y dónde conoció al Papa?, ¿cómo surgió la amistad?
A fines de los años ochenta siendo yo aún casi un adolescente estudiante de derecho, me acerqué a confesarme a la Iglesia de los padres jesuitas en el centro Buenos Aires, la Iglesia del Salvador. Había allí en un confesionario pequeño un sacerdote que me impactó mucho por su bondad. Al final de la confesión el sacerdote tomó un libro pequeño de una caja que tenía a su lado y me lo regaló: “Devocionario del Sagrado Corazón de Jesús”. Tomó el libro, abrió el índice y me dijo: “este librito te va a enseñar a rezar”.
-Ese sacerdote era Jorge Mario Bergoglio, supongo…
Exacto. Y desde entonces volví varias veces a confesarme con él. En cuanto a cómo surgió la amistad, yo no me atrevería a decir que soy amigo del Papa. Él fue mi confesor cuando era adolescente, luego un obispo cercano cuando yo era seminarista y finalmente fue el obispo que me ordenó diácono y sacerdote.
-¿Qué importancia tienen los buenos amigos en la vida de un cristiano?
¡Que hermosa pregunta! Como dice la Escritura “quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro…” esta es una gran verdad. Los amigos son un gran regalo de Dios que nos ayudan a reconocer cuánto y cómo nos cuida Dios (…) Además decía San Juan de la Cruz que los cristianos somos como el carbón encendido, juntos nos encendemos más, separados nos apagamos. Un buen amigo es un tesoro, es un gran regalo de Dios.
-¿En qué se nota que el actual Papa es argentino?
Me hace reír esta pregunta… veo en él muy claras las notas más fuertes de la piedad popular de nuestro pueblo argentino. Noto la “argentinidad” en su frescura para decir las cosas tal como las piensa, sin demasiadas vueltas, con libertad interior y gran convicción. Su pasión por el futbol, su gusto por el tango, las fotos tomando mate en cualquier calle, la tendencia a romper protocolos.
-¿Qué consejos nos da a los chilenos para prepararnos para la visita de Francisco?
Tratando de seguir de cerca a Jesús en las huellas que nos deja el Papa… ¿Cómo? Tratando de imitar a Francisco en la sencillez, en la humildad, en el amor por los pobres, en el cuidado de la “casa común”, pero sobre todo en su gran amor a Jesucristo y a la Iglesia.
-¿Cuáles son hoy, a su juicio, los más importantes desafíos de la Iglesia?
Ser presencia viva de Cristo en el mundo de hoy. Recalco la frase “en el mundo de hoy”. La iglesia peregrina en estos tiempos tan convulsionados, de tantos cambios culturales, sociales, tecnológicos, pero su misión sigue siendo la misma. Como decía el Papa Francisco en su primera homilía ante los cardenales, al día siguiente de ser elegido Papa: la iglesia de estos tiempos tiene que caminar (en esta historia, no fuera de ella), confesar (hablar claramente de la fe en Jesucristo en un lenguaje claro y entendible para los hombres de este tiempo) y edificar (ocuparse de trabajar por el desarrollo de la justicia, la paz, el cuidado de la creación, como parte de su misión de salvación).