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Pequeño Cottolengo de Cerrillos cierra el año con la fiesta inclusiva del damasco

El pasado 30 de noviembre, la Fundación Pequeño Cottolengo celebró un emotivo cierre de año con la Fiesta Inclusiva del Damasco, un evento que reunió a más de 300 personas en los amplios terrenos de la residencia en Cerrillos. Este encuentro, que combinó diversión, solidaridad y trabajo en equipo, permitió a la comunidad vivir una jornada de convivencia única, donde el esfuerzo colectivo fue el gran protagonista. Vecinos, autoridades y empresas aliadas como Emaresa y Watt’s se unieron a los residentes para cosechar los frutos de los jardines del Pequeño Cottolengo, una actividad que simboliza la colaboración y el compromiso por una causa común.


La jornada no solo fue una oportunidad para disfrutar de la cosecha, sino también para conocer más a fondo la misión de la fundación. Durante el evento, los asistentes pudieron recorrer diversos stands preparados por los equipos de las nueve direcciones del Modelo de Gestión Integral (GESIN), que dieron a conocer la labor diaria que realiza la institución para apoyar a más de 300 personas con discapacidad intelectual severa y profunda. En estos espacios, se mostró la atención integral y el amor con el que los residentes son cuidados, ofreciendo una visión transparente del trabajo que realiza la fundación en su día a día.


“Este evento nos permite abrir las puertas de nuestra obra y mostrar a la comunidad la gran labor de cuidado, rehabilitación y atención que brindamos a nuestros residentes. Dar visibilidad a todo lo que hacemos es fundamental para generar mayor conciencia sobre nuestra misión y sobre cómo podemos seguir creciendo y ayudando a más personas”, comentó Cristián Glenz, director ejecutivo de Pequeño Cottolengo, al diario La Hora.


Asimismo, la actividad contó con la presencia del nuevo alcalde de Cerrillos, Johnny Yáñez, quien se mostró entusiasta con la iniciativa, además de otras autoridades locales y los miembros de empresas que han sido aliados clave para la fundación. A lo largo de la jornada, la colaboración de Emaresa y Watt’s, que asistieron con sus familias y equipos, fue esencial para el éxito del evento. La fundación agradeció profundamente este apoyo, sin el cual no habría sido posible llevar a cabo una actividad tan significativa.


Este hito de cierre de ciclo también tuvo una gran importancia para el área de Operaciones, encargada de la limpieza, alimentación y el funcionamiento general de la institución. Este año, el equipo de operaciones se enfocó en transformar lo que eran retos relacionados con la seguridad y la limpieza en una oportunidad para conectar con más personas, brindando un espacio más abierto y accesible para todos.


Pequeño Cottolengo, que ocupa nueve hectáreas dedicadas al cuidado de personas con discapacidad cognitiva, sigue siendo un lugar único. Muchas de las personas que viven en la residencia llegaron a través de medidas de protección o en situación de abandono, buscando un espacio donde se les brindara amor, atención y la oportunidad de vivir una vida digna. En la ciudad inclusiva, los residentes viven en hogares adaptados a las diferentes etapas de sus vidas, disfrutan de la naturaleza y tienen acceso a un picadero ecuestre para terapias con caballos, entre otras actividades de rehabilitación. Además, reciben atención médica periódica, servicios dentales y rehabilitación, todo adaptado a sus necesidades específicas.



Dentro de la institución, la Escuela Especial Don Orione ofrece educación básica y formación en habilidades laborales a alrededor de 60 residentes, ayudándoles a desarrollar sus capacidades y fomentar su autonomía. El corazón de esta labor es el Modelo de Gestión Integral (GESIN), un sistema único en Chile que abarca desde la intervención psicosocial hasta la acción en redes y programas de voluntariado, con el fin de garantizar el bienestar integral de los residentes.


Con más de 54 años de existencia, el Pequeño Cottolengo ha ido adaptando sus programas a las nuevas necesidades sociales, y eventos como la Fiesta Inclusiva del Damasco son una muestra palpable de cómo la fundación sigue trabajando para construir un mundo más inclusivo y lleno de esperanza.


La Fundación Pequeño Cottolengo agradece a todos los que fueron parte de este evento, ya sea participando o apoyando de diversas formas. Gracias a su compromiso, se siguen abriendo nuevas puertas para seguir ofreciendo amor, atención y oportunidades a las personas con discapacidad intelectual que más lo necesitan.


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