Tradicionalmente, el Jueves Santo recordamos y celebramos dos acontecimientos muy significativos en la Semana Santa: La institución de la Eucaristía y el Sacerdocio y también el lavado de pies de Jesús a sus apóstoles en la última cena.
Este recién pasado jueves santo, en la capilla del Pequeño Cottolengo de Rancagua se realizó esta celebración, en donde el momento de lavados de pies tuvo un matiz simbólico que involucró a distintos integrantes de la comunidad.
El lavado de pies, tradicionalmente es realizado por los sacerdotes a los feligreses, pero en esta oportunidad también algunos colaboradores e integrantes de la comunidad participaron de este momento donde se representa el espíritu de servicio humilde y generoso hacia los demás, una tarea que se vive con el ejemplo en el Pequeño Cottolengo.
Felices de celebrar estos misterios de la Semana Santa y que todos puedan participar activamente de las celebraciones y ritos, tan significativos en este tiempo y sobre todo en lugares como el Pequeño Cottolengo, donde el cuidado de los más vulnerables, la caridad y la entrega son un aspecto fundamental del quehacer diario.
