Educar desde el corazón: el encuentro que fortaleció identidad, comunidad y carisma orionista en acción

Durante los días 10 y 11 de julio, educadores orionistas provenientes de las obras de Los Ángeles, Rancagua, Santiago y Quintero se reunieron en un significativo Encuentro Carismático bajo el lema: “Educar desde el corazón, al estilo de Don Orione”. Esta instancia fraterna se desarrolló con el objetivo de fortalecer la identidad orionista entre colaboradores antiguos y nuevos, mediante la formación, el compartir de experiencias y la vida en comunidad, profundizando además en los desafíos que hoy nos presenta la Iglesia, como el Año Jubilar y el Pacto Educativo Global.

El primer día comenzó con una cálida bienvenida y una oración preparada por los representantes de la comunidad de Los Ángeles, que dio paso a dinámicas grupales donde los participantes, organizados en tribus, se presentaron de manera creativa, explorando su historia, valores y personalidad. Este ejercicio permitió descubrir puntos en común y forjar vínculos en torno al espíritu orionista. A continuación, se abordó el rol del educador orionista, profundizando en cómo se vive el carisma de Don Orione en las aulas y comunidades educativas. Los más nuevos compartieron sus primeras impresiones, mientras que los más antiguos ofrecieron una mirada desde la experiencia. La exposición del padre Gustavo Valencia sobre las bases de la educación orionista iluminó el diálogo con los escritos de San Luis Orione, reafirmando que educar para nosotros es una forma de amar.

Posteriormente, las tribus se enfrentaron a desafíos lúdicos y reflexivos en el bloque llamado “Tribus en Juego, Valores en Marcha”, donde cada actividad estaba vinculada a los principios del Pacto Educativo Global. Desde construir una escuela ideal en equipo, hasta formar redes simbólicas de solidaridad, los juegos sacaron a la luz valores como la escucha, el compromiso social, el cuidado de la casa común y el protagonismo juvenil. Al finalizar esta etapa, cada grupo conectó su experiencia con los compromisos globales, identificando actitudes y gestos orionistas que fortalecen la misión educativa.

En la tarde se desarrolló un trabajo profundo en torno al Pacto Educativo Global, mediante la metodología del “Café de los mundos”, donde los grupos rotaron por cinco mesas temáticas relacionadas con dignidad, justicia, sostenibilidad, participación y transformación comunitaria. Las reflexiones nacidas de estas mesas fueron sintetizadas en poderosas “ideas fuerza” que fueron compartidas en plenario, iluminadas por una retroalimentación final a cargo de Juan Matus. La jornada concluyó con una oración de buenas noches guiada por el padre Álvaro Olivares, donde cada participante escribió un mensaje de esperanza para otro hermano o hermana del encuentro.

La noche culminó con un espacio lúdico denominado “Pacto Vivo Orionista”, en el que las tribus representaron escenas de películas como Coco, Up, Moana o Toy Story, encarnando los valores del pacto y del carisma orionista a través del teatro, la caracterización y la danza. Fue un momento alegre, lleno de creatividad y compromiso.

El segundo día inició con una oración animada por la comunidad de Quintero y rápidamente el grupo se trasladó al Pequeño Cottolengo de Rancagua, donde se celebró la Eucaristía. A continuación, se realizó un recorrido por las obras orionistas de la ciudad: la parroquia, el Centro Esperanza y la escuela especial. Uno de los momentos más significativos fue el servicio durante el almuerzo en los hogares del Cottolengo, donde los educadores compartieron directamente con los residentes, experimentando de forma concreta la caridad, el corazón de nuestro carisma.

El encuentro concluyó con una evaluación colectiva y una emotiva carta escrita por el padre Álvaro a las tribus, agradeciendo la participación de todos y animándolos a seguir el camino con alegría y compromiso en sus comunidades educativas.

Este encuentro no solo nos permitió reconocernos como educadores orionistas, sino también reencantarnos con nuestra vocación de servicio y renovar nuestra esperanza. Gracias a todos quienes hicieron posible este hermoso momento.

¡Seguimos caminando juntos, con esperanza, alegría y corazón orionista!

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