El jueves 29 de agosto, los orionistas de todo el mundo conmemoran a Nuestra Señora de la Guardia, una de las devociones más queridas por San Luis Orione. Esta advocación tiene su origen en el siglo XV, cuando la Virgen se apareció a un humilde pastor llamado Benedicto Pareto en las colinas de Génova. La Virgen le pidió que construyera una capilla en su honor, promesa que se cumplió tras la milagrosa curación de Pareto, quien tras caerse y fracturarse las piernas, fue sanado por la Virgen.
Pareto, tras la segunda aparición de la Virgen y su milagrosa sanación, comenzó con la construcción de una capilla en el lugar indicado por la Virgen. Con la ayuda de sus hijos y vecinos, esta pequeña capilla se levantó rápidamente, pero debido al creciente número de fieles que acudían, la comunidad decidió erigir un santuario mayor. Finalmente, en 1530, se empezó a construir un nuevo santuario, que sería reemplazado en 1890 por la grandiosa basílica que permanece en pie hasta el día de hoy.
La devoción a Nuestra Señora de la Guardia se difundió primero en el valle de Polcevera y luego por toda Italia. Esta devoción se extendió también por el mundo, alcanzando América, África y otras regiones donde los orionistas han llevado su misión. En 1915, el Papa Benedicto XV elevó el santuario a basílica menor y mandó a colocar una imagen de la Virgen en los jardines del Vaticano.
Para Don Orione, esta advocación mariana fue siempre central en su vida. Tanto así que, el 29 de agosto de 1931, Mons. Grassi, obispo de Tortona, inauguró solemnemente el Santuario de Nuestra Señora de la Guardia en Tortona, Italia. Este santuario fue construido con el esfuerzo de jóvenes seminaristas que trabajaron como peones en su edificación, lo que reflejó el espíritu humilde y trabajador de Don Orione y su profunda devoción mariana.
Hoy, celebramos con gratitud a Nuestra Señora de la Guardia, recordando su intervención milagrosa y pidiendo su protección. Rezamos por nuestra patria y por la guía de la Virgen en nuestras vidas, siguiendo el ejemplo de Don Orione, quien siempre puso su confianza en la Divina Providencia y el amor de María.
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