Don Orione siempre tuvo un aprecio especial por la figura del Papa, no fue la excepción con Pío X, es más, sus votos los realizará en manos de este Pontífice. En el día de San Pío X conozcamos un poco más de su vida.
Su nombre era Giuseppe Melchor Sarto, fue un hombre sencillo que nació en medio de una familia humilde pero trabajadora. Nació el 2 de Junio de 1835 en Riese, provincia de Treviso, en Venecia (Italia). Fue el segundo de diez hermanos.
Desde pequeño manifestó el deseo de ser sacerdote, entrando al seminario de Padua. Fue ordenado sacerdote a la edad de 23 años de edad en Venecia. En 1884 fue nombrado Obispo de Mantua. En 1893 fue preconizado Patriarca de Venecia, donde se esforzó por la entrega de una buena formación en el seminario. Tenía un carácter afable y protector.
Asume el Pontificado en 1903 con el nombre de Pío X y con el lema “Instaurar todo en Cristo”, el mismo lema que Don Orione escogió para su congregación.
Fue un defensor de la vida de la Iglesia, por eso, dentro de sus preocupaciones estaba la formación, el estudio de la Palabra, y la promoción de la celebración litúrgica, restaurando el canto gregoriano, por ejemplo. Impulsó la participación de los laicos en obras de acción social.
Al igual que Don Orione, fue un promotor de la comunión frecuente, y también de la devoción a María mediante la encíclica “Ad illum diem”.
Debió enfrentar algunas corrientes que ponían en peligro la fe como el Modernismo, publicando en 1907 el decreto “Lamentabili” condenando algunas ideas de esta corriente, y la encíclica “Pascendi”. Bajo su pontificado se fundó el Pontificio Instituto Bíblico de Roma.
Se caracterizó por su gran espíritu humilde y caritativo. No permitía lujos excesivos y sus hermanas que lo atendían no gozaban de privilegio alguno en el Vaticano. Falleció en 1914. En 1954 fue canonizado por Pío XII.
A continuación la historia de la realización de los votos de Don Orione de mano de Pío X:
Durante la última audiencia que Pío X le concedió, Don Orione pudo satisfacer su ardiente deseo de emitir los santos votos perpetuos en las manos del Papa. Él mismo describió aquel sublime momento:
“En aquellos santos momentos, viendo tanta paterna y divina confianza del Santo Padre, osé pedirle una grandísima gracia, y él me dijo sonriendo: - Oigamos cuál es esta grandísima gracia.-
Entonces le expuse humildemente el fin principal y fundamental de nuestra Congregación y le rogué, debiendo hacer los votos religiosos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia, que se dignara caritativamente de recibirlos en sus propias manos.
El Santo Padre me dijo enseguida, y con mucho gusto, que sí. Le agradecí y la audiencia finalizó.
Al terminar pregunté a Su Santidad cuándo creía hubiera yo de volver para formular los santos votos. Y entonces, me contestó: ¡Inmediatamente!
Me arrojé a los pies del Santo Padre, le apreté y besé sus pies benditos, saqué del bolsillo una libretita que yo había llevado conmigo, presintiendo la gracia, abrí allí dónde está la fórmula de los santos votos, lugar en que había puesto una señal.
En aquel momento tan solemne y santo, recordé que necesitaba dos testigos, según las normas de la Iglesia, y éstos faltaban puesto que la audiencia era privada.
Entonces levanté los ojos hacia el Papa y osé decirle:
“Santo Padre, necesitaría dos testigos, a menos que Vuestra Santidad se dignase dispensar”.
Y el Papa, mirándome dulcemente y con una sonrisa celestial, me dijo:
“De testigos harán nuestros dos Ángeles de la guarda”.
Postrados, pues, a los pies del Santo Padre Pío X, como a los pies de nuestro Señor Jesucristo, he emitido mis votos religiosos perpetuos”.
(Don Orione. Padre y Amigo. Padre Pedro Ferrini)