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  • Por Sergio Henríquez J. Comunidad Orione de

Alcoholismo y drogadicción, ¿qué podemos hacer?



Hoy podemos ver en nuestro entorno cercano cómo se ha introducido el flagelo de la droga y el alcohol, y esto sucede en todos los niveles de nuestra sociedad. No solo aquellos que tienen mayor alcance económico pueden adquirir drogas o alcohol, sino también entre los más pobres existe acceso a ellas, tal vez de menor calidad y a veces hasta más adictivas y dañinas.


La drogadicción y el alcoholismo son enfermedades que muchas veces no permiten a la persona que las sufre reconocer que tienen un problema y buscar ayuda, por lo tanto, es difícil la rehabilitación, pero además no solo afecta a la persona que es adicta, sino también a todo su entorno.


Las personas que consumen a veces están tan dominados por su adicción que son capaces de vender sus cosas para conseguirlas, por eso, no es raro encontrarse con hogares humildes donde día a día van aumentando sus carencias materiales producto de la venta de los enseres del hogar de parte de un familiar que consume.


Cabe preguntarse si las políticas públicas están siendo suficientemente eficientes como para combatir este “cáncer” social en el cual están cayendo especialmente nuestros jóvenes.


Me da la impresión de que la drogadicción se inicia con el consumo del alcohol. Pero sé que Chile es un importante productor de los mejores tipos de vinos y licores destilados a nivel mundial. Si relacionamos este hecho con el consumo masivo podemos imaginar que a los grandes empresarios y fabricantes de bebidas alcohólicas les podría ser favorable tener “grandes consumidores” dentro de nuestra sociedad.


¿Por qué en cada botella no aparece una descripción llamativa sobre lo letal que puede llegar a ser si no se consume con responsabilidad?, ¿por qué no se realizan esfuerzos significativos que apunten a la prevención y a la información de la realidad del alcoholismo como enfermedad?


Se podría además establecer un impuesto más alto a estos productos que se destine a enfrentar esta crisis y colaborar en la prevención y en la sanación de quienes ya se encuentran “atrapados” en el consumo. En realidad creo que existen demasiados intereses económicos detrás como para poner un énfasis sustantivo en las personas que consumen estos productos.


Propongo, en primer lugar, transparentar de manera eficiente en nuestra sociedad los riesgos asociados al consumo del alcohol.


En segundo lugar, que nuestras comunidades puedan tener la ayuda de especialistas en el tema que colaboren en la prevención.


Y finalmente, que nuestra comunidad forme un área de apoyo a quienes están sufriendo por la drogadicción y el alcoholismo hoy en día.



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