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  • Por Maikol Sáez Valderrama

Un “salto” hacia la felicidad





La felicidad no es algo que debas buscar a lo largo de tu vida, sino que es producto de una decisión… la de ser feliz ¡ya! Yo la compararía con un salto en bungee, porque cuando estás al borde del puente tú eres el que debe decidir saltar, confiando en la seguridad que te da el elástico. En mi caso ese salto fue un domingo 08 de marzo por la tarde (del año pasado), cuando ingresé en la Congregación de San Luis Orione. ¿Mi “elástico” que me da seguridad? Es Cristo.


Ese primer “salto” es el que hoy me tiene viviendo inmensamente feliz en Córdoba, un lugar donde he crecido mucho y donde he aprendido bastante. Al estar fuera de Chile pude valorar mucho más lo que tenía, partiendo por mis seres queridos, las personas con las que compartí y también las oportunidades que se tienen en mi país; he descubierto una forma distinta de vivir la fe… un modo apasionado, que experimenté al estar en la fiesta de la Virgen de Itatí (uno de los santuarios más importantes de Argentina, que tiene a cargo nuestra congregación) y también al ir un par de veces a Paraguay, donde pude deleitarme con la capacidad de soñar que tienen familias que viven con muy poco. Asimismo me he liberado de los prejuicios que tenemos muchos chilenos sobre los argentinos, porque cuando llegué acá todos me recibieron con un gran abrazo, deseosos de conocerme (lo que un santiaguino no está muy acostumbrado a ver). Así podría decir muchas otras cosas más, pero hay algunas que no es posible explicar en palabras y solo podemos guardar en nuestro corazón. Quizás lo que estoy viviendo y sintiendo sea lo que experimentan los misioneros cuando descubren que es mucho más lo que te entrega un pueblo, frente a lo que tú les puedes dar.


Hace unos meses, para el 18 de Septiembre, me sorprendieron muchos al saludarme por las fiestas patrias de mi país, pero el saludo que más caló hondo en mi fue el del Padre Roberto Simionato que, citando a Don Orione, me dijo: “Todo el mundo es patria para el hijo de la Divina Providencia”. Cuan en lo cierto estaba nuestro fundador, porque siento que Argentina y su gente me ha enamorado, obviamente sin reemplazar a mi primer amor que es Chile.


Si tuviese la oportunidad de hablar con algún joven que esté preguntándose si entregar su vida al servicio de Dios es lo suyo, le diría: si tienes manos para servir a los más pequeños, un espíritu generoso y un corazón dispuesto a amar a Dios y a los demás, no lo pienses más… porque Jesús sólo necesita de tu sí para poder comenzar a obrar grandes cosas juntos. Te invito a que decidas ser feliz y des ese salto que tu corazón tanto desea. Yo lo di y lo volvería a hacer infinitas veces más.


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