Así cuenta Don Orione su sueño años más tarde…
“Aquella noche me puse allá en lo oscuro, en la ventana sentado a llorar a mirar abajo al oratorio que ya no se abriría más. He llorado como llora un niño con el abandono y la fe y la inocencia de un niño. Y he rezado a la Virgen y me he puesto yo y todo el oratorio en sus manos y rezando y llorando y mirando al oratorio y haciendo el sacrificio de todo, y ofreciendo todo a la Virgen me he dormido allí, sentado y con la cabeza apoyada en el alfeizar del tercer ventanuco y he tenido este gran y santo sueño. He visto todo el jardín del oratorio lleno de muchachos y sobre esa gran planta, alta, alta, un chopo, vi a la Virgen Santísima que apretaba en su brazo derecho a Jesús Niño y protegía el oratorio y me miraba con mucho consuelo y amor. Y el manto se alargaba, se alargaba... de modo que no se distinguían los confines. También el cielo desapareció y en su lugar estaba el manto azul de la Virgen. Y el número de los muchachos de muchos y diversos colores se iba multiplicando Extraordinariamente, hasta parecer todo un hormiguero. Entonces se volvió a mí la Virgen Indicándomelos. Y se oyó de toda aquella masa un canto dulcísimo, el canto del Magnificat. La Virgen ha sido quien ha continuado el oratorio y lo ha protegido visiblemente, y me pareció a mí que una mano divina removió rápidamente, como por encanto los obstáculos; y así continuó. La Virgen Santísima también después ha continuado mostrando su maternal protección sobre mí y sobre la Obra de la Divina Providencia”.
Acá pueden leer toda la historia de la Theotokos del manto protector y las coincidencias con el sueño de Don Orione que no conocía esta tradición. ENLACE
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