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Sacerdote chileno consolida un segundo centro para personas con discapacidad intelectual en Kenya


Vía mensajes de audio de WhatsApp nos cuenta que cuando cumplió 40 años, y después de haber trabajado en el Pequeño Cottolengo, sintió que quería hacer algo nuevo, sin pensarlo mucho se ofreció para ir a las misiones “mi intención era ir donde hubiese necesidad, y se me propuso Kenia y acepté. Y ahora estoy feliz, haciendo lo que me apasiona”. Así recuerda su partida el orionista padre Alejandro Ruiz que, oriundo de la ciudad de Los Ángeles, ya lleva 10 años trabajando como misionero en este país del Africa.


Alejandro, en estos días han estado de fiesta ¿qué es lo que están celebrando en Kenya?


Estamos celebrando el tercer aniversario de nuestro segundo centro para personas con capacidades intelectuales diferentes. Lo llamamos Centro Don Orione de Kandisy. A diferencia del primer centro, este está muy cerca de Nairobi, la capital. Esto implica que es más fácil recibir ayuda de colaboradores, y estar en contacto con los medios de comunicación y otras redes de apoyo.


¿Qué hacen los usuarios del Centro?


Acá estudian, se rehabilitan y cuando cumplen 18 años egresan de la escuela y van a capacitación en agrocultivos. Después de dos años, nosotros los contratamos, tenemos una granja que produce mucho, entonces entregamos a distintos supermercados y a la comunidad local, y eso permite tenerles un sueldo, ahorran su dinero, construyen su casa, compran animales, y empiezan a ser más independientes, que es es lo que buscamos.


¿Sientes que es importante el mundo de la inclusión de las personas con discapacidad para la gente en Kenya?


Mira, siento que se ha hecho un trabajo bien coordinado con distintas instituciones para poder instalar el tema de la discapacidad en la agenda pública y en la vida diaria de las personas en Kenya. Con mucha alegría podemos decir que la Providencia nos ha bendecido demasiado, han habido muchos reportajes en televisión, en medios escritos y radiales que han mostrado la historia y el desarrollo de algunos de nuestros estudiantes, alguno son casos emblemáticos en cuanto a la rehabilitación y a una vida de mayor independencia ya que acá aprenden un oficio y en consecuencia tienen una calidad de vida mucho mejor. En nuestro Don Orione Kandisi Center, con la ayuda de Dios, hemos logrado crear un apoyo bien importante con las embajadas que hay acá y con las Naciones Unidas. Nos hemos dado cuenta que las embajadas tienen fondos para ayudar en las iniciativas que surgen en países con necesidades como el nuestro acá en África.


Al escucharte siento que son muchos los avances ¿cuál logro del Centro destacarías?


Un gran logro ha sido la protección de nuestros niños y jóvenes, ya que ellos están con nosotros solo media jornada y el resto del tiempo vuelven a sus realidades y por eso hemos hecho un trabajo de formar a las familias y a los responsables sociales, esto lo hemos hecho por medio de una oficina que tiene el gobierno para la protección de los niños. Con ellos hemos hecho un trabajo bien interesante de mostrarle a la comunidad y a los familiares que estas personas tienen derechos y que estos tienen que ser respetados, y que si esto no se cumple, ellos pueden ser sancionados por la ley. Este logro nos ha llenado de mucha alegría. Inclusive, hace 2 años un representante del Centro fue a participar de un congreso que se hizo en Ginebra organizado por las Naciones Unidas, allí pudo compartir lo que estábamos haciendo en materia de protección, que básicamente son cosas prácticas y simples, pero tremendamente útiles. Son logros cuyo efecto uno puede ver de inmediato en la vida de las personas.


¿Qué personas e instituciones les han ayudado?


Una institución que nos ha abierto las puertas es la Universidad de Strathmore de Kenya, estamos trabajando especialmente con la facultad de derecho, que es una de las más prestigiosas. Con el Decano y los estudiantes hemos hecho un trabajo súper interesante y ellos están muy motivados porque ven que se pueden hacer cosas simples pero que tienen un gran impacto. La celebración de este año se concentró en estas personas que nos han ayudado todo este tiempo, se trataba de un grupo de empresarios, gente del mundo académico, diplomáticos y otros colaboradores que han estado muy cerca en estos 3 años. Poco a poco, especialmente los empresarios están comenzando a devolver la mano a los kenianos por medio de acciones concretas.


Y de Chile, ¿recibes alguna ayuda?


Si, hay un grupo importante de chilenos que nos han ayudado en estos 10 años que llevo en Kenya, ellos han sido de una fidelidad tremenda y de una generosidad a toda prueba. Ellos estuvieron también muy presentes a la distancia en esta celebración, en la que quisimos agradecer y demostrarle a toda la comunidad keniana que con dedicación, con determinación y con pasión por lo que hacemos, es posible lograr cosas que tienen un gran impacto en la vida de las personas.


¿Luego de este tiempo en África qué ha significado para ti el encuentro con los kenianos?


Conocer a los kenianos ha significado para mí el encuentro definitivo con lo simple, lo fundamental, lo eterno. Estas personas viven una libertad increíble ante Dios y lo que les rodea. Lo digo muy de corazón, impresiona la simpleza con que viven. Pedí mucho a Dios me diera la capacidad de observar con el máximo cuidado y respeto sus celebraciones; pedí profundamente que acallara no sólo mi boca, sino sobre todo mis prejuicios, que evitara las comparaciones y que preparara mi corazón para un verdadero encuentro con estas personas que la verdad me comenzaban a conquistar con su cariño, simpleza, alegría y libertad. Hay una sabiduría impresionante en estas personas.



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