Cada 23 de junio, recordaos y celebramos el nacimiento de nuestro fundador, San Luis Orione. Él fue un ejemplo de esfuerzo y amor, por eso, queremos recordar su vida y obra.
Su nacimiento
Juan Luis Orione Feltri nació en un pequeño pueblo del norte de Italia llamado Pontecurone el 23 de junio de 1872, sin embargo, la historia de Don Orione se remonta 24 años atrás, cuando un grupo de soldados deciden detenerse a comer en una hostal en aquel pueblo.
Era 1848, una camarera, la joven Carolina Feltri, atendía las mesas con prontitud cuando recibió de parte de los soldados alguna insinuación, una palabra inadecuada. Ella le da un golpe al más cercano por el atrevimiento, ese soldado era Vittorio Orione. Años más tarde Vittorio vuelve al pueblo en busca de Carolina para casarse con ella admirado de su firmeza. Luego de un tiempo contraen matrimonio el mismo día de la aparición de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero de 1854.
Luis Orione fue el cuarto hijo del matrimonio. Fue llamado Luis por uno de sus hermanos que murió pequeño y Juan por haber sido bautizado el día de San Juan. Desde pequeño aprendió de sus padres lo que significa el trabajo, el esfuerzo y la generosidad, especialmente de su madre aprendió el amor a Dios y la Virgen.
En el mes de su nacimiento en Italia se acostumbraba rezar el rosario todos los días frente a la imagen de la Virgen. Ese año un hecho casi milagroso llamó la atención de todos en el pueblo, pasaban los días y una rosa puesta ante la imagen de la Virgen no se marchitaba. Se decía que la Virgen concedería alguna gracia especial al pueblo.
Contexto histórico
Don Orione nació en medio de un contexto revolucionado por el deseo de unificación que se vivió en Italia y que afectó a la Iglesia Católica. La tarea de unificación la llevará a cabo Víctor Manuel II con ayuda de Giuseppe Garibaldi, anexando también los estados pontificios y tomando Roma en 1870, instancia donde el Papa desconoce la autoridad del nuevo rey. El constante enfrentamiento entre el movimiento liberal que está detrás de la unificación y la Iglesia será el escenario donde Don Orione fundará la Pequeña Obra con esa característica particular de su carisma del amor al Papa como eje de unidad para la Iglesia.
Por otra parte, la Revolución Industrial que surgió en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII se extendía por Europa que en unión con las nueva trayendo como consecuencia cambios a nivel social, económico y cultural, donde el pueblo, las familias y trabajadores fueron los más afectados. De ello nace la llamada cuestión obrera, situación marcada por la pobreza, las malas condiciones de trabajo de los obreros, que junto al surgimiento de ideologías que iban alejando al pueblo de la Iglesia . Don Orione crecerá percibiendo de cerca las consecuencias de este nuevo escenario, y siguiendo la voz de la Iglesia será capaz de dar respuesta especialmente a través de la caridad, otro elemento central de su carisma.
Juventud e inicio de la Pequeña Obra de la Divina Provincia
Don Orione desde pequeño sintió el llamado a la vida religiosa. En este paso fue importante el impulso del párroco de Molino de Torti, Don Milanese, quien lo orienta para ingresar con los franciscanos de Voguera cuando apenas tenía 13 años. Por problemas de salud debe retirarse antes de cumplir un año en el convento, sin perder la esperanza en su vocación. Más tarde ingresará con los salesianos de Valdocco en Turín donde permanecerá cerca de tres años. Aquí conocerá a un gran santo, Don Bosco, de quien aprenderá grandes lecciones que marcarán su carácter y pensamiento.
En el camino descubre que su vocación no está entre los salesianos y termina ingresando en 1889 al seminario diocesano de Tortona, lugar desde donde comenzará su camino de Fundador.
En 1892 en un episodio que cambiará su rumbo, abre con el consentimiento del Obispo el Oratorio san Luis (por san Luis Gonzaga), primera semilla de la Pequeña Obra, donde niños y jóvenes aprenden a amar a Dios en medio del juego, los paseos, las enseñanzas y el día a día. Cuando el oratorio es cerrado debido a la insistencia de algunas voces contrarias al proyecto de Don Orione y luego de un sueño que alentará a nuestro Fundador donde ve a María como protectora de la Pequeña Obra, da forma al primer colegio en el barrio san Bernardino a los 21 años de edad siendo aún clérigo.
El 13 de abril de 1895 finalmente es ordenado sacerdote, celebrando su primera Misa en el la capilla del colegio con todos sus alumnos. En esa misa el pide tres gracias para todos sus colaboradores: pan, paz y paraíso.
En 1899 creará la rama contemplativa de la Pequeña Obra con los Ermitaños de la Divina Providencia. Ya para entonces se hacía cargo de diversas obras como las colonias agrícolas, escuelas donde los jóvenes aprendían a trabajar la tierra, además de estar presente de diversas maneras en las problemáticas de la sociedad.
En 1903, luego de buscar el consentimiento del Papa en medio de una audiencia, recibirá la aprobación diocesana de la Obra de manos de monseñor Bandi, a pesar de atravesar varias dificultades en el camino.
Su profundo amor por las almas, especialmente su preocupación por los niños y jóvenes, lo llevará a trabajar por aquellos que han sufrido con el terremoto de Messina de 1908, dejando de lado por un momento otros compromisos asumidos entorno a la Obra. Este momento se prolongará por cerca de 3 años, al ser nombrado Vicario General de Messina por el mismo Papa.
El desarrollo de su legado
A finales de 1913 su obra se extiende a América, enviando los primeros misioneros a Brasil. El año 1915 será un año de grandes acontecimientos para Italia y la Congregación, el año anterior estallaba la Primera Guerra Mundial y en 1915 Italia se une al Triple Entente, las consecuencias de la guerra no tardan en llegar. Por otro lado, nuevamente un terremoto asolará a Italia y Don Orione ofrece con prontitud su colaboración. También en este año fundará la rama femenina, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, encomendándoles principalmente el cuidado de los más desamparados de la sociedad. Y el 30 de junio de ese año abre la primera Casa de Caridad, el Pequeño Cottolengo de Ameno.
La Obra se ha extendido por varios países y el mismo Don Orione irá de misiones a Brasil en 1921 donde recibirá una invitación para desarrollar la Obra en Argentina. Un pequeño paso por Uruguay y llega en noviembre por primera vez a Argentina. Dentro de las obras ofrecidas está la parroquia de La Victoria donde encuentra la imagen de la Virgen de la Guardia, una señal para aceptar esta nueva misión.
Regresa a Italia en 1922 y continua su labor apostólica. En 1927 fundará a las Hermanas Sacramentinas no videntes que poco a poco de difundirán por otros países.
Su devoción por la Santísima Virgen lo lleva a construir algunos santuarios con la firme convicción de que el amor a María atrae los corazones a Dios. Es así como en 1928 comenzará la construcción del Santuario de la Virgen de la Guardia en Tortona.
La Pequeña Obra sigue creciendo por el mundo. En 1934 viajará por segunda vez a América, para entonces ya contaban con 15 casas en Brasil, Argentina y Uruguay. Este viaje se prolongará por tres años. Una de las obras fundamentales durante este tiempo será la fundación del Pequeño Cottolengo de Claypole en Argentina, una gran casa dedicada a los más desamparados de la sociedad.
En 1936 decide viajar a Chile y aunque su estadía es muy breve visita 2 casas entregadas para expandir su obra en nuestro país, y el Nuncio apostólico le ofrece el terreno para construir el Pequeño Cottolengo en Chile. De regreso en Argentina visita a sus religiosos en localidades alejadas donde la misión se hace más necesaria.
En agosto de 1937 vuelve a Italia para seguir en su labor abriendo nuevas casas y escuelas.
Su partida
Su salud se ha ido deteriorando con los años. En abril de 1939 y febrero del año siguiente temen por su vida, pero logra salir delante de esas crisis y sigue trabajando. El 9 de marzo de 1940 se traslada a san Remo por indicación médica, permanecerá en la Villa San Clotilde hasta el día de su partida., preparando una nueva misión. La noche del 12 de marzo luego de sus actividades diarias sufre un infarto en su habitación. Acude el hermano enfermero, lo ayuda a ir de la cama al sillón y llama al médico, pero Don Orione se entrega a los brazos del Señor diciendo: “Jesús… Jesús… voy”. Fallece a las 22:45 hrs.
Su muerte conmovió a toda Italia. Sus restos mortales serán llevados a distintas ciudades como acto de despido. Finalmente es sepultado el 19 de marzo en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de la Guardia.
La canonización de nuestro padre Fundador
El proceso para llevar a Don Orione a los altares comenzó con un milagro en 1944 a pocos de su partida.
Jorge Passamonti era un joven italiano de 14 años que inesperadamente enfermó de meningitis afectándolo en algunas funciones esenciales como la deglución. Es llevado al hospital y pese a los intentos de los médicos en ese tiempo esta enfermedad era mortal. Era viernes santo, Jorge permanecía en coma y el doctor confirmaba que ya solo quedaba esperar. Su madre había colocado una imagen de Don Orione debajo de su almohada, no pedía la recuperación sino solo más tiempo para que su padre que venía viajando alcanzara a despedirse. Durante la madrugada Jorge despierta, su madre va a avisar del milagro y cuando vuelven encuentran a Jorge comiendo, sin rasgos de haber estado en tan grave estado.
Al reconocer este primer milagro luego de diferentes estudios de médicos y teólogos se abre la puerta a la beatificación de Don Orione, paso previo a ser proclamado santo, la cual se lleva a cabo el 26 de octubre de 1980.
La canonización llegará de la curación milagrosa de otro italiano, Pierino Penacca. Pierino había conocido a Don Orione en su juventud. En el año 1990 ya siendo un hombre de 78 años se le diagnostica un carcinoma pulmonar. Debido a su avanzada edad y condición de salud fue imposible practicarle la quimioterapia y tratamientos necesarios. Fue derivado a su casa. Toda su familia y amigos oraron a Don Orione por un milagro. Y así fue.
La recuperación fue rápida e inexplicable. El tumor había desaparecido y Pierino siguió haciendo su vida normal por 11 años más, falleciendo en 2001 por otras causas.
Don Orione fue elevado a los altares el 16 de mayo de 2004 en la Plaza de San Pedro por el Papa Juan Pablo II.
La vida de Don Orione, vida entregada al servicio de los más necesitados y llena de los tiernos detalles de la Providencia de Dios, nos enseña a poner nuestras fuerzas y nuestra confianza en el Señor, buscando su voluntad y haciendo siempre el bien a nuestros hermanos.
¡Ave María y adelante!