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Beato Francisco Drzewiecki, un mártir orionista.


Mañana se celebra un año más de la beatificación del padre orionista Francisco Drzewiecki, quien llevó una vida de entrega por sus hermanos, arriesgando incluso su vida. Fue un mártir en una de las épocas más difíciles de la historia de la humanidad, especialmente de Europa. El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 13 de junio de 1999 junto a otros 107 mártires polacos.


Francisco fue un sacerdote polaco que entregó su vida por sus hermanos. En plena Segunda Guerra Mundial, el padre Francisco ayudó, junto a algunas religiosas, a salvar la vida de quienes eran perseguidos por el nacismo, dándoles refugio en el Pequeño Cottolengo de Woclawek. En 1939 es tomado prisionero junto a otros sacerdotes y un año más tarde trasladado al Campo de Concentración de Dachau. Durante todo el tiempo de encierro, el padre Francisco sufrió de trabajos forzados que debilitaron su salud, pero no su fe y ánimo, dando apoyo y consuelo a quienes vivieron esta trágica experiencia junto a él. En septiembre de 1942, luego de casi tres años de estar prisionero, fue llevado a la cámara de gases donde falleció a la edad de 34 años.


En la sección Santos Orionistas (en Quienes Somos), podrás leer un poco más sobre su historia y en la sección Agentes Pastorales (en Recursos), encontrarás el link a una presentación más detallada en prezi sobre la vida de este mártir orionista que puede ser utilizada para dar a conocer su historia a los demás, especialmente a quienes forman parte de las obras orionistas. Pincha aquí.



Oración (por la glorificación del Beato Francisco)


Dios Padre bueno y providente, te damos gracias por habernos dado en el Beato Francisco Drzewiecki un luminoso ejemplo de sacerdote totalmente dedicado a la causa de Cristo y de la Iglesia, a través de la educación de los jóvenes, y la caridad hacia los pequeños, los pobres y el pueblo. Infúndenos la fortaleza de tu Espíritu para que, como el P. Francisco víctima inocente, podamos testimoniar, en medio de las tinieblas del egoísmo y del mal, que sólo la caridad salvará al mundo, y que el último en vencer serás tú, en una gran e infinita misericordia. Para la gloria de nombre y para que venga tu reino de paz y justicia, por su intercesión, concédenos la gracia que te pedimos.


Gloria al Padre.




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